Enfermedad Arterial Periférica: Recomendaciones actuales de tratamiento

ACTA DE REUNIÓN DE EQUIPO DE MEDICINA FAMILIAR

DEPARTAMENTO DE MEDICINA PREVENTIVA Y SOCIAL

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

ENFERMEDAD ARTERIAL PERIFERICA: RECOMENDACIONES ACTUALES DE TRATAMIENTO

Fecha: Mayo 14 de 2009

Autor: Andrea Juliana Parra B. Residente II Medicina familiar – Pontificia Universidad Javeriana

Doctor encargado: Dr. Ricardo Alvarado. Médico familiar – PUJ.

JUSTIFICACIÓN

La enfermedad arterial periférica (EAP) es un problema de salud importante no sólo por su impacto directo sino por la naturaleza sistémica del proceso de enfermedad. A pesar de su alta prevalencia y su gran asociación con morbilidad cardiovascular (CV), muchos médicos no obtienen de manera rutinaria datos relevantes para su identificación y dejan pasar signos y síntomas de esta. Al dejar de diagnosticar estos pacientes, se está perdiendo un espacio invaluable no sólo para mejorar su calidad de vida con un adecuado manejo sintomático, sino también para realizar prevención secundaria. El objetivo de esta revisión es conocer las diferentes herramientas disponibles para el diagnóstico de EAP y la evidencia actual sobre las opciones de manejo farmacológico y no farmacológico.

DESARROLLO DEL TEMA

DEFINICIÓN

La EAP se define como la presencia de aterosclerosis sistémica en arterias distales al arco aórtico.[1] Es una manifestación común de la aterosclerosis que se presenta como una enfermedad arterial obstructiva que interfiere con el flujo sanguíneo a las extremidades.[2] El estrechamiento arterial puede ser por placas de ateroma, arteritis, trombos locales o embolización.

EPIDEMIOLOGÍA

Es una enfermedad que afecta aproximadamente a 12 millones de personas en Estados Unidos.[3] Aumenta linealmente con la edad y aparece en el 2% de personas comprendidas entre 35-45 años, en el 11% entre 55 y 64 años y en 15-20% de los mayores de 70 años, datos que pueden aumentar si se incluyen pacientes asintomáticos.[4]

Es más frecuente en hombres, al igual que su manifestación más frecuente, la claudicación intermitente (CI), con una incidencia anual en hombres entre 4.1-12.9/1000 y en mujeres entre 3.3-8.2/1000. Su localización más frecuente es en extremidades inferiores (90%).[5]

FISIOPATOLOGÍA

La enfermedad arterial oclusiva causa un inadecuado flujo sanguíneo a las extremidades por alteraciones de la anatomía y la función de las arterias. Esta disminución del flujo puede ocurrir de forma brusca, presentando un cuadro de isquemia arterial aguda, o de forma lenta y progresiva produciendo un cuadro de isquemia arterial crónica. La disminución crónica del flujo produce una disminución del aporte de oxígeno a los tejidos en situación de ejercicio, dando lugar a la claudicación intermitente. El desarrollo de la circulación colateral permite que la isquemia tisular no se manifieste hasta que la obstrucción supere el 70% de la luz del vaso.4

ETIOLOGÍA

Las causas más frecuentes de isquemia crónica son la arteriosclerosis obliterante (90-95%), la tromboangeitis obliterante, arteritis de Takayasu, enfermedad del colágeno, arteriopatía diabética y síndrome de atrapamiento vascular. Aunque no es tema de esta revisión, vale la pena citar las causas más frecuentes de la isquemia aguda como son la embolia arterial (30%) ya sea de origen cardiaco, venoso o arterial y la trombosis arterial aguda (70%) por arteriopatías degenerativas, inflamatorias, lesiones vasculares traumáticas o trastornos hematológicos.4 Adicionalmente la presencia de factores de riesgo aumenta la probabilidad de presentar la enfermedad o su progresión.

FACTORES DE RIESGO

Sexo: Se presenta con mayor frecuencia en hombres, ya sea EAP asintomática o sintomática, incluso sus complicaciones. Su frecuencia tiende a igualarse en pacientes con edad avanzada.[6] 

Edad: Es más frecuente, aunque no exclusiva de personas viejas.2 Se ha tomado los 60 años como límite de edad para el aumento del riesgo. Teniendo en cuenta este límite, se puede establecer una gran diferencia en la prevalencia, ya que en menores de 60 años puede ser de 3%, mientras que en mayores de 75 años puede ser de 20%.9

En el 80-90% de los pacientes con EAP podemos encontrar comorbilidades como Diabetes Mellitus (DM), HTA, dislipidemia o ser fumadores. La DM y el consumo de tabaco se consideran los factores de riesgo más importantes para su desarrollo y progresión.5-6   

Consumo de tabaco: La asociación entre consumo de tabaco y EAP es bien conocida, al igual que con otras enfermedades cardiovasculares y pulmonares. Los fumadores pesados tienen un mayor riesgo de isquemia crítica, amputación y mortalidad. Se ha establecido que los fumadores tienen un riesgo 16 veces mayor de padecer EAP y sus complicaciones comparado con no fumadores.1-6

Diabetes Mellitus: Se ha establecido que el aumento de 1% en la HbA1c se asocia a un aumento del 25% en el riesgo de EAP. Así mismo estos pacientes tienen un riesgo de amputación 10 veces mayor, de pobre respuesta a las infecciones y a alteración en la cicatrización de heridas y úlceras. Como veremos más adelante, esta condición puede dificultar el diagnóstico inicial ya que altera la compresibilidad de las arterias y genera falsos negativos en el índice tobillo/brazo (ITB).6

HTA: En el estudio Framingham se consideró a la HTA como uno de los factores de riesgo mayores para el desarrollo y progresión tanto de la enfermedad aterosclerótica como de CI. Sin embargo, no es claro si su tratamiento altera la progresión de la enfermedad o el riesgo de CI.2

Dislipidemia: Los niveles altos de CT – LDL y niveles bajos de HDL están asociados con mayor mortalidad por eventos cardiovasculares. Su tratamiento ha demostrado reducir la progresión de la EAP y el desarrollo de isquemia crítica.6

Otros factores de riesgo incorporados recientemente son la Hiperhomocisteinemia (alteración en el metabolismo de la homocisteina, de la vitamina B12 y deficiencia de folato),6  asociado a un aumento del riesgo de muerte por causa CV y presente en más del 30% de pacientes jóvenes con EAP.3                                            

Otros son IRC y PCR elevada.6

CLASIFICACIÓN

Clasificación clínica de Fontaine: 4-6 útil para establecer tratamiento y pronóstico.

Grado I: Asintomático o síntomas inespecíficos. Detectado por ITB <0.9

Grado IIa: CI que no limita las actividades diarias del paciente (>150 metros)

Grado IIb: CI que limita las actividades del paciente (<150 metros)

Grado III: Presencia de parestesias o dolor en reposo

Grado IV: Presencia de lesiones tróficas (ulceración y gangrena)

En las dos últimas hay isquemia crítica, con riesgo de perder la extremidad.

CLÍNICA

Su evolución clínica es estable debido al desarrollo de circulación colateral, a la adaptación metabólica de la masa muscular y al uso de músculos no isquémicos. El principal síntoma es la claudicación intermitente (CI) que se describe como dolor en uno o varios grupos musculares que se desencadena por el movimiento o la deambulación debido a la falta de aporte sanguíneo; estos síntomas desaparecen a los pocos minutos de reposo.1-8 La distancia en la marcha con la que se desencadena suele ser constante, aunque se acorta y es más intenso a mayor velocidad o al subir pendientes.7 Se estima que sólo un 25% de los pacientes con CI experimentará un empeoramiento y evolucionará hacia isquemia crítica, lo que suele ocurrir con más frecuencia después del primer año de diagnóstico.4 Más adelante citaremos los otros síntomas y signos que podemos encontrar en la EAP.

Por la localización del dolor se puede determinar la localización de la obstrucción arterial. Así, una obstrucción aórtica se manifestará con claudicación lumbar, del muslo y cadera; la obstrucción iliaca con claudicación glútea, del muslo y cadera; la obstrucción iliaca interna bilateral cursará con impotencia sexual; la obstrucción de la femoral común y profunda con claudicación y atrofia de los músculos del muslo; la obstrucción de la femoral superficial y poplíteas con claudicación de la pantorrilla y una obstrucción tibial y peroneal con claudicación de la pantorrilla y el pie.4-6

DIAGNÓSTICO

En el caso de la EAP, la historia clínica, el examen físico y algunas pruebas no invasivas pueden aportar información suficiente para hacer el diagnóstico, el cual será confirmado y localizado específicamente con imágenes complementarias.

Anamnesis: En muchos casos los pacientes pueden referir síntomas inespecíficos o no presentarlos. Pueden referir calambres con el ejercicio que mejoran con reposo, dolor nocturno, úlceras en miembros de inferiores que no mejoran, cambios de color o temperatura de piernas.1 Adicionalmente hay que indagar por factores de riesgo o comorbilidades asociadas, antecedentes personales (profesión, patología vascular, antecedentes traumáticos, factores de riesgo CV, hiperuricemia, consumo de alcohol) y familiares (Diabetes, HTA, dislipidemia, patología vascular y cardiopatía)4, clase funcional e independencia del paciente y tolerancia al ejercicio.1

La Escala de Edinburgh sirve para evaluar la presencia de claudicación, con una especificidad del 91% y una sensibilidad del 99%.1 Consiste en 6 preguntas, cada una con una respuesta esperada; para hacer diagnóstico, todas deben ser correctas:

–          ¿Siente dolor o malestar en las piernas al caminar?   SI

–          ¿Ese dolor inicia al estar de pie o sentado?   NO

–          ¿Siente dolor al caminar por una pendiente o a paso rápido?   SI

–          ¿Siente dolor al caminar a un paso habitual?   SI ó NO, depende de la severidad de la CI

–          ¿Qué pasa si se detiene?   Desaparece el dolor en 10 minutos

–          ¿Dónde se localiza el dolor?   Pierna (CI típica), muslo ó glúteo (CI atípica)

Examen Físico: Podemos encontrar hallazgos variables, sin embargo, la ausencia de síntomas no excluye el diagnóstico.1 Es importante evaluar:

–          Cojera o dificultad para la marcha a la inspección4

–          Ausencia o disminución de pulsos distales: femoral, poplíteo, pedio (el más importante) y tibial posterior

–          Auscultación de soplo carotideo, abdominal o femoral (el más importante)

–          Palpación de masas abdominales

–          Coloración anormal de la piel (palidez o enrojecimiento): palidez con elevación de la pierna a 60 grados por un  minuto, el color debe volver a la normalidad a los 10-15 segundos, si demora más de 40 segundos indica isquemia severa.3

–          Pobre crecimiento del pelo, piel fría y seca, pobre crecimiento de las uñas, edema.[7]

–          Presencia de úlceras o zonas de necrosis en los dedos del pie

–          Disminución de la sensibilidad, hiporreflexia y atrofia muscular4

Índice Tobillo/Brazo (ITB): Se trata de la relación de la PAS de la arteria tibial posterior o pedia con la PAS del brazo (se toma la cifra más alta comparando ambos brazos).7 Para su medición se necesita un manguito de TA y un doppler para medir pulsos arteriales.8 Se ha validado contra angiografía, con una especificidad del 100% y una sensibilidad del 95%. Se considera normal si se encuentra entre 0.91 – 1.30, indeterminado si >1.30 (por arterias calcificadas, poco compresibles), y diagnóstico cuando el ITB es <0.9; en este caso si se encuentra entre 0.41 y 0.9 se considera EAP leve a moderado y severa si el ITB es < a 0.4.[8]-9 

Como desventajas no descarta aneurismas proximales o EAP distal al tobillo y puede haber falsos negativos por arterias calcificadas.1 En estos casos se puede complementar la evaluación con la medición de presiones segmentarias y el volumen del pulso.8

Cuando existe sospecha clínica, pero el ITB es normal, se puede realizar un test de ejercicio. Se mide el ITB antes y después de realizar una prueba de ejercicio en banda sin fin o pidiendo al paciente que se empine hasta que se reproduzca el dolor.4

Exámenes complementarios: Se deben realizar exámenes de control, enfocados a evaluar factores de riesgo. Se solicita Hemograma con recuento de plaquetas, glicemia o HbA1c, perfil lipídico, creatinina, parcial de orina (en busca de glucosuria o proteinuria) y electrocardiograma.1-4 

Imágenes Diagnósticas:

Ecografía doppler: es un examen efectivo, no invasivo y de bajo costo. Sirve para visualizar y establecer la severidad de la lesión. Con una sensibilidad del 80% y una especificidad de 90-100% en la detección de lesiones a nivel de arteria femoral o poplítea. Se considera de primera línea para establecer el manejo inicial. Como desventaja, es operador dependiente y su imagen puede limitarse por calcificaciones.4-6

Pletismografía arterial: para medir las ondas de pulso a lo largo del muslo y determinar presiones segmentarias y volumen del pulso. El índice oscilométrico debe ser similar en ambas extremidades, si hay una variación mayor al 30% se considera patológico4-6

Angiografía: Se considera el patrón de oro. Con alta resolución, para determinar  la localización de las lesiones cuando es probable una intervención quirúrgica, o como guía para estas. Como desventaja, se trata de una prueba invasiva, con exposición a radiación ionizante y a medio de contraste.[9]

Angiografía RM: Técnica no invasiva, con gran resolución, con la posibilidad de cubrir la zona anatómica con imágenes 3D contrastadas, no requiere cateterización arterial, no expone al paciente a una gran dosis de radiación, ni es nefrotóxica. No utiliza radiación ionizante. No se usa medio de contraste. Gran sensibilidad al flujo.4-9

Angiografía TAC: Se aconseja en pacientes que tengan limitaciones para realizarse una RM. No invasiva. Con menos costos finales. Usa radiación ionizante y medio de contraste y tendrá limitaciones en la visualización de los vasos si existen calcificaciones.4-8

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Se debe diferenciar de alteraciones musculoesqueléticas y neurológicas. La estenosis espinal (o compresión en cola de caballo) es uno de los diagnósticos diferenciales más importantes ya que los pacientes presentan un dolor similar, pero con pulsos periféricos intactos. Se denomina pseudoclaudicación. Se debe a la compresión de la cauda equina que se manifiesta con dolor irradiado a miembros inferiores, que ocurre al caminar o permanecer mucho tiempo de pie y no mejora rápidamente con el reposo.1-4

Otros diagnósticos a tener en cuenta son: embolismo, TVP o superficial, síndrome de piernas inquietas, vasculitis sistémica, calambres nocturnos, neuropatía periférica, mononeuropatías por atrapamiento, artrosis de cadera y rodilla, quiste de Baker, síndrome compartimental crónico, claudicación de cadera, compresión de raíces nerviosas y claudicación venosa.1-3

TAMIZAJE Y PREVENCIÓN PRIMARIA

No hay estudios que demuestren disminución en la morbimortalidad producto de la tamización. Los servicios preventivos de Estados Unidos recomiendan en contra de su tamización de rutina (Recomendación D). En cuanto a prevención primaria, todas las intervenciones relacionadas con consumo de tabaco han demostrado ser efectivas ya que pueden reducir la presentación y las complicaciones de enfermedad arterial coronaria, EPOC, ECV y cáncer de pulmón.1

MANEJO

Tiene como objetivo prevenir la progresión de la enfermedad aterosclerótica, minimizar la ocurrencia de eventos cardiovasculares,2 mejorar la funcionalidad y calidad de vida de los pacientes, prevenir amputaciones y mejorar la durabilidad de las intervenciones.

Como parte del seguimiento se debe monitorizar la severidad del dolor, la distancia al caminar libre de dolor y el compromiso de la calidad de vida; en caso de haber un cambio en la funcionalidad, se debe repetir el ITB, solicitar exámenes y/o referir a cirugía vascular.1

Es importante evaluar si hay progresión a isquemia de la extremidad aguda o crítica, aunque el riesgo es menor de 1% por año. La isquemia aguda se caracteriza por inicio abrupto de dolor, ausencia de pulsos, palidez, parestesias y parálisis en la extremidad afectada que requiere intervención inmediata. La isquemia crítica presenta progresión de síntomas, en reposo y nocturno.1

Ejercicio

Se debe ofrecer un programa formal de ejercicios ya que es el tratamiento más afectivo para EAP. Estudios han demostrado que aumenta el tiempo tolerable para caminar hasta en un 150%.1 Se recomiendan sesiones de caminata de más de 30 minutos, al menos 3 veces a la semana, en las que el paciente camina hasta casi el máximo de dolor, al menos por 6 meses.5-7-[10] Su efecto se debe a la mejoría en la función vasodilatadora endotelial, la respuesta inflamatoria y el metabolismo musculo esquelético que se refleja en menor isquemia por mayor aporte de oxigeno.3

Cesación de tabaco

Es el factor de riesgo modificable más importante para el desarrollo y progresión de la EAP.2 Este riesgo se encuentra aumentado 8-10 veces en fumadores. Aunque esta intervención no mejora la distancia máxima tolerable de ejercicio, puede reducir la severidad de la CI, la progresión de la enfermedad (menores tasas de amputación o de isquemia) y el riesgo de eventos CV mayores.9[11] La intervención que ha demostrado ser más efectiva es la combinación de terapia farmacológica (bupropión o reemplazo de nicotina) con consejería corta de 3 minutos, con un aumento en la cesación hasta del 30%.3 Algunos estudios han demostrado que la cesación de tabaco está asociada con menor tasa de desarrollo del dolor en reposo y mejores resultados POP.2

Diabetes Mellitus

En el UKPDS se encontró un mayor impacto del control estricto de la glicemia en la reducción de complicaciones microvasculares que macrovasculares.7 Un control glicémico estricto puede disminuir el número de eventos CV pero no tiene impacto en disminuir el riesgo de EAP,8 sin embargo puede ayudar a controlar infecciones y amputaciones y tener cierto impacto en menos complicaciones propias de la EAP.3 Además, una reducción de HbA1c de 1% resulta en 18% de reducción en IAM, 15% reducción en ECV y 42% en EAP lo que justifica su tratamiento en pacientes con EAP.2 Por esto se justifica un control glicémico estricto con medidas farmacológicas y no farmacológicas.

Dislipidemia

La reducción de LDL está asociada a reducción de eventos CV como IAM, ECV y muerte. La terapia con Estatinas puede mejorar la distancia al caminar y el tiempo libre de dolor al caminar, así mismo, puede disminuir los episodios, severidad y empeoramiento de la CI.2-5 En el Heart Protection Study se demostró el beneficio de Simvastatina sin importar los niveles de colesterol iniciales.3-6 El efecto anti-inflamatorio de las estatinas da el beneficio más importante. Las metas de LDL <100 mg/dl  (muy alto riesgo <70 mg/dl) y TGC <150 mg/dl son las recomendadas.3-8 Su manejo debe constar de cambios en la alimentación y tratamiento farmacológico.1

Hipertensión Arterial

La reducción de la TA disminuye eventos cardiovasculares aunque no se ha demostrado que modifique la progresión de EAP.3 En el estudio HOPE se demostró el beneficio de los IECA independiente de las cifras de TA por su efecto cardioprotector; demostró que el Ramipril puede reducir la morbimortalidad en pacientes con EAP en un 25%.1-6-[12] Contrario a lo que se creía anteriormente, en este momento es adecuado utilizar B-bloqueadores en estos pacientes ya que ofrece un efecto cardioprotector y no existe evidencia de empeoramiento de síntomas de CI.2-3-8

Aspirina

Actúa inhibiendo la agregación plaquetaria, con un efecto irreversible de 7-10 días. Su dosis habitual es de 75-150 mg/día. The Antiplatelet Trialist Collaboration demostró una reducción del 23% en eventos vasculares importantes con el consumo de ASA;6-9 el Physicians Health Study demostró que ASA 325 mg interdiario disminuye la necesidad de intervenciones quirúrgicas, aunque sin diferencias en el desarrollo de CI entre el grupo con ASA y placebo. En el reporte de la séptima conferencia del  ACCP recomiendan ASA 75-325 mg/día en pacientes con isquemia crónica  (IAM – ECV) ya que aumenta el tiempo libre de dolor al caminar y el flujo sanguíneo en reposo. Se considera un medicamento de primera línea y se prefiere sobre otros antiagregantes por costos.2-5

Ticlopidina

Es una tienopiridina que inhibe la activación plaquetaria bloqueando los receptores ADP de plaquetas e interviene con la función de la membrana plaquetaria. Disminuye frecuencia de eventos cardiovasculares, mejora la distancia caminada y el ITB. Es la más afectiva en mejorar distancia y mortalidad, sin embargo, su uso está asociado con riesgo de trombocitopenia y leucopenia, y algunos casos de púrpura trombocitopénica (1/2000-4000 pacientes).3-5-10 El ACCP recomienda clopidogrel sobre ticlopidina por los efectos adversos antes mencionados.2

Clopidogrel

Es una tienopiridina sin efectos adversos hematológicos. Inhibe agregación plaquetaria inducida por ADP. En el estudio CAPRIE se evaluó la eficacia de clopidogrel vs ASA para reducir eventos cardiovasculares y se encontró que es tan efectiva como el ASA y aún más efectivo, con una  reducción del RR del 8.7% a favor de clopidogrel (75 mg/dia).1-3-6 En el estudio MATCH se encontró que la combinación de ASA y clopidogrel se asoció con una diferencia no significativa en la reducción de eventos CV y que la adición de ASA estaba relacionada con aumento en las complicaciones hemorrágicas.2 La recomendación es usar Clopidogrel si el paciente no tolera el consumo de ASA o si continúan los eventos con ASA.1 Es un medicamento aprobado por la FDA para la prevención secundaria de eventos ateroscleróticos en pacientes con EAP.3

Pentoxifilina

Derivado de las xantinas con efecto antitrombótico débil. Tiene la capacidad de mejorar el flujo sanguíneo periférico. Actúa sobre la membrana de los hematíes deformándolos y reduce su capacidad de agregación, reduciendo la viscosidad de la sangre. Fue el primer medicamento aprobado por la FDA para manejo sintomático de CI (1984).10-11 Está contraindicado en pacientes con hemorragia cerebral o retiniana reciente. Estudios recientes han encontrado evidencia limitada de su efectividad, la cual es insuficiente para recomendar su uso rutinario.1 En este momento se considera menos efectivo que el cilostazol aunque mejor tolerado.2-3 La dosis recomendada es iniciar con 200 mg cada 8 horas y mantenimiento con 400 mg cada 8 horas.5

Cilostazol (Cilostal)

Es un inhibidor de la fosfodiesterasa III. Vasodilatador con propiedades antiagregantes, con mayor dilatación en lecho femoral. Fue el segundo medicamento aprobado por la FDA para CI (1999)2-5. La dosis recomendada es de 100 mg cada 12 horas.3 Aumenta la distancia tolerable al caminar y el tiempo libre de dolor (35-109%);1 con una mejoría de la CI de 47% con cilostazol vs 13% placebo (p<.001); disminuye los TGC y aumenta niveles de HDL. Está contraindicado en pacientes con falla cardiaca. Como efectos adversos se pueden presentar cefalea, diarrea, palpitaciones y mareo.8 Se puede utilizar asociado a ASA o clopidogrel sin aumentar el riesgo de sangrado. Debe consumirse 30 minutos antes o 2 horas después de la comida ya que las comidas ricas en grasa aumentan su absorción. Mejor tolerado que la pentoxifilina.2-3

Prostaglandinas

Su administración IV está indicada en situaciones avanzadas para el tratamiento del dolor y úlceras aunque no ha demostrado mejorar la distancia máxima alcanzada libre de dolor y la calidad de vida.4-5-10  

Anticoagulantes: Heparinas y warfarina

No se ha establecido su beneficio en el manejo de CI ya que no mejora la distancia caminada libre de dolor o máxima distancia recorrida, no produce cambios en la mortalidad o incidencia de eventos cardiovasculares y aumenta el riesgo de sangrado.10 La colaboración Cochrane da una recomendación en contra del uso de anticoagulantes para el manejo de la CI.2

Intervenciones quirúrgicas

Indicado en estadio IIb, III y IV de Fontaine.4 Se puede realizar stent endovascular, utilizar trombolíticos intraarteriales (urokinasa o activador de plasminógeno recombinante) directos por catéter2, angioplastia, angioplastia + braquiterapia (para disminuir re-estenosis) y Bypass. El procedimiento se elige según la localización de la lesión, los riesgos del paciente y del procedimiento, el tipo de coágulo, y si existe contraindicación de trombolisis.1 La terapia endovascular se realiza cuando la condición interfiere con la actividad laboral o estilo de vida, cuando no hay una respuesta adecuada al ejercicio y al manejo farmacológico y cuando hay isquemia aguda de la extremidad.

PRONÓSTICO

Hay que tener en cuenta que los síntomas pueden resolver espontáneamente, mantenerse o progresar rápidamente y que el 15% de pacientes con CI pueden desarrollar isquemia aguda. La mayor causa de muerte en estos pacientes es la enfermedad coronaria. A los 5 años, 20% de pacientes con CI tienen un evento CV no fatal (IAM o ECV), con una tasa de mortalidad 2-3 veces más alta comparado con controles de la misma edad y sexo. La mortalidad es del 30% a 5 años del diagnóstico y 70% a los 5 años.5

CONCLUSIONES

La EAP es una enfermedad prevalente en pacientes adultos mayores con implicaciones tanto locales como sistémicas. Su diagnóstico temprano es importante para iniciar no sólo los cambios en el estilo de vida, sino también las terapias que sean necesarias para disminuir los síntomas y prevenir futuros eventos cardiovasculares mayores. Después de realizar la revisión de la evidencia disponible, el grupo de Medicina familiar de la Universidad Javeriana concluye y recomienda:

–          La historia clínica, la identificación de factores de riesgo, el examen físico y pruebas no invasivas que se pueden realizar en el consultorio son determinantes para su diagnóstico

–          Los laboratorios que se soliciten deben basarse el estudio de comorbilidades y su estado actual.

–          Existen diversas imágenes diagnósticas que nos pueden ser de utilidad para localizar la lesión y determinar la necesidad de otros procedimientos. Se puede realizar ecografía doppler, angiografía y angioRM o angioTAC. No existe una recomendación específica para su utilización, dependerá de las características del paciente, el criterio médico y la consideración de realizar un procedimiento quirúrgico.

–          En cuanto al manejo, recomendar una rutina de ejercicios formal es la intervención más efectiva para mejorar los síntomas y aumentar la distancia tolerable para caminar. Siempre enfatizar en la necesidad de un adecuado control de las comorbilidades que tenga el paciente, recomendar cesación de tabaco a todos los pacientes, iniciar estatinas para disminuir los niveles de colesterol y un adecuado control de la TA con IECAS o B-bloqueadores, los cuales no están contraindicados excepto en pacientes con cuadros muy severos de CI. Se recomienda iniciar manejo antiagregante con ASA 100 mg/día, dejando al clopidogrel para pacientes con contraindicación para el consumo de ASA o que no se obtengan buenos resultados con esta. En cuanto al manejo sintomático, actualmente es el cilostazol el fármaco que ha demostrado tener mejores resultados para mejorar el dolor generado por la CI y mejorar la distancia libre de dolor al caminar, adicionalmente puede usarse junto con ASA o clopidogrel sin aumentar el riesgo de sangrado.

–          Por último, insistir en la necesidad que de manera rutinaria los médicos investiguen por factores de riesgo y comorbilidades que orienten el diagnóstico y que entiendan la importancia del tratamiento, no sólo para mejorar la calidad de vida de los pacientes sino para poder realizar prevención secundaria y anticiparnos a futuros eventos fatales. 

BIBLIOGRAFÍA


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